domingo, mayo 07, 2006

0PINION: IVAN VERA PINTO SOTO

Opinión: Iván Vera-Pinto Soto

Director Palacio Astoreca

Abordar el tema artístico de manera profesional representa un esfuerzo y motivación que desafían al creador, así como reacciones y percepciones por parte de sus pares y del público quien evalúa acertivamente su acción. En rigor de los procesos más que de las actividades podemos aventurarnos, con muchísimo respeto, a emitir un comentario de lo que ocurre en el ambiente artístico de nuestra ciudad. Más allá del requisito académico y los términos convencionales que involucra el concepto de profesionalización considero que hay ejemplos dignos que reconocer en Iquique.

Partamos con los conjuntos artísticos que destacaron en nuestra Universidad Arturo Prat, quienes a su vez superaron sus propias expectativas. Tal es el caso del Coro Dusan Teodorovic, dirigido por el profesor Carlos Morales, quien aportó la creación de una orquesta de cámara afiatada y de un excelente sonido. Creo que en su trabajo pesan los 22 años de perseverancia y dedicación. Idéntico balance debo hacer del Teatro Expresión el que se encumbró, con sus propuestas nacionales y populares, en los circuitos latinoamericanos donde ha sido reconocido por su estilo y capacidad actoral. Por su parte, Cofunap, dirigido por el profesor Iván Guerra, mantiene una ininterrumpida acción de proyección de la imagen institucional y avizora un cambio en su línea de temática. Este año también ha sido satisfactorio para el Teatro No Más, liderado por Ramón Jorquera, su incursión en el formato lúdico y circense, con un énfasis en la investigación de laboratorio. Finalmente, el Taller Literario de la Esquina, conducido por Pedro Marambio y el Taller de Teatro Malas juntas, de Lissette Gómez, han estado seducidos en la búsqueda de su propio discurso con una noción integral del espectáculo y un manejo hábil de los recursos técnicos. Sin embargo hay muchas agrupaciones que funcionan en nuestra Corporación en forma independiente y que hemos descubierto a través de las jornadas de extensión artísticas desarrolladas periódicamente en el hemiciclo de la biblioteca del campus Playa Brava. En ese programa los puntos más altos fueron, sin lugar a dudas, el Grupo Dilema, de una calidad vocal excepcional y de una exquisita factura musical. Asimismo, debemos reconocer méritos de las agrupaciones musicales Circunstancias, Crónicas y Bluecyfer, conformadas por estudiantes universitarios quienes vienen, casi subterráneamente, trabajando desde mucho tiempo y con calidad interpretativa en los géneros del rock, pop y reggae.

Por su trabajo pedagógico y terapéutico, importantes han sido los aportes de Minerva Ramírez y Oscar Castro, quienes han desarrollo una clínica de arte dirigida a personas en tratamiento psiquiátrico. Finalmente, innovador y de gran impacto por la cantidad de público participante resultó ser el Taller de Arte para Niños implementado por las estudiantes de Educación Parvularia, Karina Ceballos, Katherine Salazar,Ivania Miranda; bajo la supervisión de la académica Irma Astudillo. Mediante la ejecución de una metodología interactiva los infantes internalizaron los conceptos de arte e historia local.

Con relación a las exposiciones exhibidas en nuestro principal Centro Cultural Palacio Astoreca, debo confesar que esta fase fue de apertura para los emergentes y consagrados. Situación que el próximo año variará con la dictación de una normativa que impulsará la elevación artística. Con la mano en el corazón, resaltó en este período a: Alfonso Sulca, artesano peruano que nos trajo la belleza de los telares ayacuchanos; Lukó de Rokha; con su exposición intimista; la Feria Arte 2001, donde participaron todos los colectivos y artistas autónomos; Alberto Díaz, con sus Pinturas Analíticas; Francisco Fernández, con " Paisajes de Chile "; la exposición fotográfica de Sonia López de la Universidad de Chile; la Agrupación de Artistas Visuales, con la Exposición Patrimonial; Valeria Viola y Cristian Fernández, con su Prismafonía.


Gloria
Iván Vera-Pinto Soto
Director Palacio Astoreca



En una noche fría de otoño, sobre un escenario austero y bajo una luz cruda se escuchó en el Teatro Municipal cincuenta aplicadas voces y una orquesta de cámara interpretar la obra de Antonio Vivaldi, "Gloria", perteneciente al barroco tardío italiano. Efectivamente, el fin de semana recién pasado asistimos a presenciar el concierto de gala que ofrecieron en conjunto el Coro Dusan Teodorovic de la Universidad Arturo Prat, el Coro de la Universidad de Tarapacá, la Orquesta de Cámara de la Corporación Cultural Municipal de Arica y la debutante Orquesta Clásica de Iquique. El programa consistió en dos partes: la primera, un repertorio variado de todos los conjuntos la que alcanzó su mejor altura y comunicación con la sala cuando se interpretó el Vals del Emperador, de Strauss, dirigido por el maestro Gustavo Morales y su orquesta. Sin mayores preámbulos el concierto continuó con la segunda fase, el plato de fondo. En ese instante el escenario se copó con todos los intérpretes y bajo la batuta de un director muy experimentado, tal como lo es Gustavo Morales, se inició la obra con sus doce partes continuadas.
En ese momento cerré los ojos y comencé a usar mi memoria emotiva. Sentí un eco del canto, el mismo que tal vez entonaron los coros de ángeles al momento del nacimiento de Jesucristo, cuando éstos anunciaron este magno acontecimiento a los pobres y humildes pastores de Belén de Judea, hace 2000 años. Luego pensé por qué eligieron esta obra para este evento. La respuesta fue rotunda al terminar la función: "Gloria", es una de las creaciones más conocidas y hermosas de este compositor y además un tesoro de la música sacra.
Cabe destacar que Vivaldi- sacerdote católico- dedicó su genio al cultivo de la música sagrada y profana, dejando a la Iglesia un sinnúmero de obras musicales de muy alto nivel artístico, litúrgico y espiritual.
Después de ese breve lapso reflexivo volví a sintonizarme con esa reconocible música de Vivaldi, la cual permite al instinto hablar. Entonces me encontré con el sabor de los contrastes, no había dos versos que siguieran sin cambio de tiempo, de tonalidad, de medida y de carácter expresivo.
De pronto la obra se dinamizó con irresistiblemovimientos rápidos de ritmos y escrituras a partir de células repetidas y estructuradas que nunca perdieron la espontaneidad y naturalidad.
Luego cuando escuché a los solistas Claudia Guajardo, Daniela Fuentes y Alexandra Valenzuela identifiqué la influencia de la ópera, el sentido melódico y el virtuosismo de la voz que exige esta obra.
Mi estado de deleite y diversión concluyó con los aplausos vivos y alegres del público que premió muchas cosas: primeramente, la calidad artística demostrada por el colectivo de intérpretes disciplinados y talentosos, la hermandad musical de Arica e Iquique, la naciente Orquesta de Cámara de Iquique y la locura creativa de Carlos Morales y Gustavo Morales por divulgar las obras de los grandes maestros. Creo que incluso alcancé a ver oculto en un palco al pelirrojo Vivaldi, con su institución en pleno de huérfanos e indigentes aplaudiendo esta brillante iniciativa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hi! Just want to say what a nice site. Bye, see you soon.
»

Anónimo dijo...

Greets to the webmaster of this wonderful site! Keep up the good work. Thanks.
»