EMAC en nuestra ciudad
Al Son de las Artes y las Comunicaciones
La Escuela de las Artes y las Comunicaciones nace para esta ciudad un 1º de Agosto del 2003, cuando la Universidad Arturo Prat y sus profesionales –siempre ligados al arte- deciden emprender la cruzada: formar a los futuros artistas de Iquique. Un desafío que un su primera etapa ha salido victorioso, mientras que los siguientes pasos se esperan igual de exitosos.
Pía Vergara Rubio
piavergarar@gmail.comUn buen día, la señora Ana, de 55 años, dos hijos relativamente grandes y un matrimonio tranquilo, decidió retomar una pasión que hacía más de 45 años tenía dormida. Ana quería desarrollar la habilidad que en algún momento muy lejano de su vida la había llevado a viajar por otros lugares que no eran su hogar, que había marcado en su memoria de niña pequeña muchos aplausos.
Caminaba entonces plácidamente por la Calle Baquedano, un viernes por la tarde del año que recién pasó y vio un edificio de arquitectura típica de Iquique. Una casona de dos pisos de gran altura, que promulgaba la siguiente frase: “Escuela Moderna de Arte y Comunicaciones”, acortado en la sigla EMAC. Y le llamó la atención una melodía tocada por un primerizo pianista. “Si, aquella melodía”, pensó, mientras reconocía a Mozart y a los primeros acordes que ella tocó.
Era momento de retomar sus clases de piano, y quería desarrollar ese talento que tenía dormido con seriedad en nuestra ciudad. Lo decidió. Y por suerte que ya para esas alturas existía la EMAC, que es la Escuela Moderna de las Artes y las Comunicaciones de la Universidad Arturo Prat, fundada en Agosto del 2003 para satisfacer la necesidad artística de Iquique.
Y no solamente la señora Ana de 55 años podría realizar los talleres que ella necesitaba, sino que todas aquellas personas –desde los 5 hasta los 75 años de edad- que tuvieran deseos, ganas y compromiso para interpretar las siguientes disciplinas: Canto Lírico y Popular, Violín, Viola, Violonchelo, Guitarra, Bajo Eléctrico, Guitarra fusional y clásica, Clarinete, Saxofón, Flauta Traversa, Oboe, Piano, Teclados, Trompeta, Trombón, Batería y Percusión latina. Si le parece poco, además otorgan talleres de Pintura, Fotografía y Teatro.
Su Director, el profesor de música Carlos Morales, está contento, porque en los casi tres años que llevan funcionando, han pasado muchísimos alumnos, quienes han llegado a niveles excelentes. Lo mejor es que cualquiera puede tomar los talleres, no siendo necesario que se tengan conocimientos previos ni menos de siete años. Por eso, la Señora Ana se sintió perfectamente cómoda, porque había de todo tipo de intérpretes. “¡Tenemos un alumno de 72 años!”, cuenta Carlos, mientras nos preparamos para esta entrevista.
“Por favor, no cante”
“Te pueden decir: Por favor, no cantes, lo haces pésimo. Lo mejor es que nunca cantes, ni en la ducha. Pero si tu realmente tienes las ganas y te comprometes, tomando los 120 minutos de clases prácticas a la semana más los otros 120 con teoría, lograrás un nivel que a ti te deje contento, lograrás cantar bien”, explica el Director. Agrega que la EMAC nació principalmente porque la Universidad –en su afán de respaldar el Arte- notaba que hacía falta una institución que se dedicara de manera seria a la formación de los artistas de Iquique. Bajo este predicamento sale a la luz la Escuela, “que busca dar esa formación de manera sistematizada, y que en el tiempo se empieza a proyectar gracias a grandes maestros y alumnos”, afirma con orgullo el profesor.
Sin embargo, antes que todo esto ocurriera, se tuvieron que librar varias batallas, en cuanto siempre en Iquique se enseñó el arte más que nada como un hobby, sin involucrarse demasiado, sin un compromiso más profundo. “Por esta razón es que ha costado mucho hacer el arte, habiendo siempre carencia de músicos, principalmente de cuerdas. Porque en bronces, sin duda que somos una de las potencias nacionales. Si, pues cada niño toca un instrumento de bronce. Pero eso no significa que sea de buena calidad el trabajo que ellos realizan, principalmente porque ha estado siempre entregado de manera amateur o de autoformación. Entonces, esa carencia de una formación sistemática y seria lleva a la Universidad a esta propuesta de lo que es la EMAC”, relata Carlos.
Por lo tanto, en menos de tres años, ya consideran que existe una primera etapa cumplida, que es la entrega de talleres, es decir, ganar un espacio ante la comunidad, y con ello empezar a generar la necesidad para una formación mayor. Y posiblemente, el próximo paso sea la creación del Conservatorio Regional de Tarapacá. Antes ya mencionamos todos los talleres a los que se refiere Carlos, sin embargo, aún existe un detalle. Todavía no llegan a la fase en que puedan ofrecer a sus alumnos los instrumentos de viento y de cuerdas, menos el piano. Es decir, los violines, flautas traversas, clarinetes, saxo, etc., tienen que ser llevados por el alumno.
“Pero vamos caminando hacia allá. La idea es que puedan estudiar no sólo aquellos que tienen la posibilidad de acceder económicamente, sino también alumnos que sean becados”. Sin embargo, todos los estudiantes, incluso aquellos que van a los talleres de “Kinder Musical”, tienen a su disposición a los mejores profesores y exponentes musicales de Iquique.
Por nombrar a algunos, la EMAC cuenta con los talleres de Isolda Muñoz en Violín, Norma Petersen en Piano, Cristián González en Teclados y Milena Godoy en flauta traversa. Aparte, pronto se incorporarán profesores de muy buen nivel a distancia, es decir, que entregarán clínicas o Masterclass con cierta periodicidad. Y Morales agrega que además de todo, las clases son personalizadas, una herramienta óptima para sirve a la hora de recibir a los distintos y más heterogéneos alumnos. “Tenemos estudiantes que han salido del país a perfeccionarse, que están cantando en Francia, en España, y que se han expresado completamente a través de la música y el arte”.
Es así como la Escuela Moderna de la UNAP entrega todas las herramientas necesarias para estudiar de manera seria cualquiera de las disciplinas que antes mencionábamos. Incluso, la libertad de horarios, pues cada alumno debe adecuarse según sus trabajos o clases en el colegio. Con 20 mil pesos se accede a la matrícula, y con 35 mil, se asegura la mensualidad, que consta de dos clases a la semana de clases prácticas, más otras dos horas a la semana de clases teóricas, las cuales sí se realizan en conjunto, es decir, con mayor cantidad de alumnos.
De todas maneras, también tiene que existir una cuota de talento, aunque no sería, para Carlos, lo más fundamental. “Como antes te decía, hay que asumir que lo que nosotros estamos enseñando son destrezas. Y toda destreza se adquiere a través de un gran mecanismo que es la práctica. Por lo tanto, cuando uno entrega las herramientas –por eso la importancia del trabajo personalizado- sin duda que no va a ser un intérprete de piano al nivel de Claudio Arrau. Pero, va a ser feliz como Juan Pérez tocando su propio repertorio. En eso estamos claros, y no engañamos a nadie, pues si la persona no tiene habilidades para el tema, ellos lo sabrán. Sin embargo, eso no quita que se den un gran gusto de realmente aprenderlo, logrando el objetivo a su nivel”.
Por eso es que la EMAC le entrega la posibilidad a toda la comunidad a que se preparen. “Todos tenemos la oportunidad de darnos la ocasión para acceder a algo que realmente nos guste y nos satisfaga el alma, y para nosotros mismos. No para otros. Por eso es que si históricamente te han dicho que eres desafinado, y te han repetido: Por favor, no cantes. Yo te digo: No, si tu puedes aprender a cantar, y elaboraré una estrategia para que tu realmente seas capaz de cantar una canción de cuna o una canción pop. Y quedarás contento con el nivel al que llegues, porque va a ser gracias a tus ganas y esfuerzo. Sólo habrás necesitado utilizar las herramientas que esta Escuela puede entregar”, finaliza Carlos Morales, quien desde la Oficina Salitrera Victoria –que fue donde nació- hasta la sala de canto de la EMAC hace un llamado a incorporarse a aquellos habitantes de Iquique que lo deseen.